Cada 29 de julio, la Iglesia, pero de manera especial la Familia Religiosa de la Congregación de Santa Marta y en todos sus ámbitos de misión celebran a la mujer que vivió y ejemplifica la fe, el servicio y la acogida.
En el contexto de la solemnidad, le pedimos a Sor Mariela Osa que nos ayudará a profundizar sobre aspectos que nos deja la vida de Santa Marta.
Sor Mariela nos ayuda a profundizar tres elementos importantes para seguir conociendo el carisma de Marta.
“Marta elige ser discípula de Jesús”
Marta es una figura que nos muestra la esencia de ser discípula de Jesús. Desde el inicio de la vida pública de Jesús, vemos a Marta poniéndose detrás de Él, escuchándolo y siguiéndolo. Un ejemplo claro de esto es el relato del Evangelio de Lucas 10:38-42, donde Jesús visita su casa. En esta ocasión, Marta se queja de que su hermana María no le ayuda, y Jesús le enseña que María ha elegido la mejor parte, al escucharlo a sus pies. Marta aprende de esta enseñanza y la vemos manifestando su fe en el diálogo con Jesús durante la resurrección de Lázaro, y también en la escena de la cena en honor a Jesús en Betania (Juan 12:1-12). Aquí, Marta sirve en silencio, demostrando que ha aprendido a seguir a Jesús con una fe inquebrantable y a hacer lo que Él le dice.
“Marta se relaciona con Jesús”
Marta demuestra una profunda capacidad para establecer relaciones significativas, especialmente en su amistad con Jesús. Conversa con Él, lo acoge, lo escucha y lo acompaña, creando una relación dinámica y amorosa. Este vínculo es como una danza relacional donde Marta expresa su amor y recibe el amor de Jesús. Ella se sabe amada y, en esta relación de amistad, crece y se transforma. Esta relación poderosa y mutua es un ejemplo de cómo las relaciones profundas pueden influir y enriquecer nuestras vidas.
“Marta conoce y comunica la verdad”
Otro aspecto importante de Marta es su autenticidad y capacidad de comunicación. Ella manifiesta sus sentimientos y pensamientos de manera directa y asertiva. Cuando algo le molesta, lo expresa; cuando tiene dudas, las manifiesta; y cuando confía en Jesús, lo deja claro. Su capacidad de expresar su amor y acogida, así como su disposición a escuchar y dejarse influenciar por el otro, la convierten en una gran comunicadora. Marta une lo que piensa, siente y hace, siempre centrada en el Señor.
Marta nos enseña que ser discípulo de Jesús implica escucharlo, seguirlo con fe, establecer relaciones profundas y auténticas, y comunicar nuestras verdades con amor y asertividad. Su vida es un testimonio de entrega y servicio, demostrando que elegir la mejor parte es seguir a Jesús con todo el corazón.