Cerca de 150 personas, representantes de las Pastorales Familiares de las Comunidades Educativas de Santa Marta, se reunieron el pasado sábado 24 de agosto en el Instituto Santa Marta de Curicó para participar en la Peregrinación de la Pastoral Familiar del 2024. Delegaciones provenientes de Osorno, Valdivia, Talca, Quinta de Tilcoco, Valparaíso, Coquimbo y Vallenar, junto con los anfitriones de Curicó, dieron vida a este evento de fe y encuentro.
Durante la jornada, los peregrinos vivieron diversas experiencias que fortalecieron su fe. La bienvenida fue brindada por la comunidad curicana, y el día continuó con un tema formativo sobre “La oración”, a cargo del sacerdote diocesano P. Víctor Rojas.
La comunidad de Curicó se destacó por su acogida, haciendo realidad el carisma de Santa Marta al acoger a los peregrinos que llegaron desde distintas ciudades de Chile. Después del tema formativo, los participantes se trasladaron a la Parroquia Nuestra Señora del Pilar, donde participaron en la Eucaristía presidida por el Párroco, P. Juan Carlos Roco.
Tras compartir el almuerzo, los peregrinos caminaron hasta los pies de la Virgen de la Inmaculada en el Parque Cerro Carlos Condell de Curicó. Durante el trayecto, rezaron el rosario y, al llegar a la imagen de la Virgen, vivieron un emotivo momento de oración.
Por la tarde, hubo espacio para compartir experiencias sobre la misión pastoral, antes de que todos los asistentes fueran enviados a continuar con su trabajo apostólico en sus respectivas comunidades.
Curicó se convirtió en una Betania un lugar de acogida, oración y servicio desinteresado. La Peregrinación de la Pastoral Familiar reafirmó la misión única de esta pastoral dentro de las comunidades educativas de Santa Marta, que consiste en animar el proceso de evangelización de los padres y apoderados de los colegios.
La peregrinación fue acompañada por las religiosas de Santa Marta, quienes asesoran a las Pastorales Familiares en sus comunidades. A nivel nacional, estas pastorales son coordinadas por Sor Marta Galdames.
Los participantes regresaron a sus hogares felices, a pesar de los largos viajes, con el corazón lleno de bendiciones tras haber vivido en plenitud el carisma de Santa Marta en esta Peregrinación. Curicó fue una Betania donde la familia y los amigos recibieron a Jesús, lo acogieron, creyeron en Él y lo sirvieron con amor y alegría.