Conozca sobre la “Solemnidad de la Virgen del Carmen”

La Santísima Virgen del Carmen es invocada en Chile como Reina y Madre, Patrona y Generala Jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden. Títulos que son fruto del reconocimiento especial de la protección de la Madre de Dios a lo largo de historia de Chile.

“Varios años antes que Pedro de Valdivia iniciara la conquista de Chile, según el actual emplazamiento del territorio nacional, ya se encontraba activo el primer templo mariano del país. Se trataba de una pequeña ermita erigida en el poblado de La Tirana en honor a Nuestra Señora del Carmen. La fecha de su establecimiento es incierta, pero se sabe que fue fundada por el sacerdote mercedario Fray Antonio de Rondón” señala el sitio oficial de la Virgen del Carmen en Chile.

En 1595, los padres Agustinos llegaron a Chile a la ciudad de Concepción, y junto a ellos traián la devoción a la Virgen del Carmen, fundándose ahí la primera Cofradía del Carmen, en 1648. Este fervor religioso se extendió rápidamente en el pueblo, siendo la Carmelita acogida con especial amor. Esto se manifestaba cada 16 de julio, día en que la Iglesia celebraba la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, y cuya imagen los padres agustinos sacaban en procesión por las principales calles de la ciudad de Concepción.

Dada esta confianza y amor especial del pueblo chileno por la Virgen del Carmen, es que comenzó a ser invocada en los escenarios más importantes de la historia de Chile, y de manera muy especial en la lucha por la Independencia Nacional donde se pidió su maternal intercesión.

La devoción de la Virgen del Carmen está profundamente arraigada en el pueblo, tanto que en leguaje popular dice que “La Virgen del Carmen es nacida y criada en Chile”.

Su nombre viene del Monte Carmelo, situado al noreste de Palestina, junto al mar en el puerto de Haifa. Allí vivió, antes de Cristo, el Profeta Elías y otros testigos que lo seguían, dedicándose a la oración y alabanza a Dios. La Sagrada Escritura nos cuenta este episodio en la vida del Profeta ocurrido en el Monte Carmelo (I Reyes 19, 41-46).

A fines del siglo XII se forma la orden de las Carmelitas o “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.” Ellos emigran de Palestina a Europa. Allí se aparece la Virgen María a San Simón Stock en 1251, acompañada de una multitud de ángeles y llevando en sus manos el Escapulario de la Orden.

A Chile llega la devoción a la Virgen del Carmen en 1680, traída por los misioneros agustinos. La primera cofradía del Carmen se funda en Concepción en el año 1643 se hacen colectas y oraciones en todo el país, para traer a las monjas carmelitas y construir el primer templo a la Virgen del Carmen. Se extendió a Santiago en 1647. Pero su mayor auge lo adquiere esta devoción en el siglo pasado, y especialmente en el tiempo de la Independencia.

El 16 de julio de 1810, festividad del Carmen, renuncia el último Gobernador español, don Antonio García Carrasco. El 5 de enero de 1817 se realiza la solemne presentación de la Virgen del Carmen como Patrona del Ejército de los Andes y San Martín le entrega el bastón de mando. En la víspera de la batalla de Chacabuco, Bernardo O´Higgins, reiterando el juramento hecho en Mendoza, proclama a Nuestra Señora del Carmen “Patrona y Generalísima de las Armas de Chile,” y el 14 de marzo de 1818, en una situación de especial peligro, se renueva en forma solemne la proclama de Patrona de la Nación y se promete erigirle un Santuario, que será el sello de la alianza. “En el mismo sitio donde se realice la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen”.

El 16 de julio de 1251, San Simón Stock, superior de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, se encontraba en oración, rogando a Dios que fortalezca a sus hermanos carmelitas que padecían persecución. De pronto, la Virgen María se le apareció. Nuestra Señora se presentó vestida con el hábito de la Orden y, dirigiéndose al santo, le extendió la mano para entregarle el escapulario carmelita. La Virgen, entonces, le prometió que libraría del castigo eterno a todo aquel que lo llevase puesto.

Estos hechos tuvieron lugar en Aylesford (Inglaterra) y marcaron el inicio de esta hermosa devoción a la “Reina y Señora del Monte Carmelo”, piedad que ha ido floreciendo y extendiéndose por todo el mundo a lo largo del tiempo con abundantes frutos de santidad.

El escapulario de la Virgen del Carmen recibió reconocimiento oficial del Papa en 1587 y ha sido respaldado posteriormente por numerosos pontífices con el paso de los siglos.

Gracias a la fuerza simbólica que tiene el escapulario para evocar la promesa hecha por la Virgen a San Simón, la Orden de los Carmelitas y sus numerosas obras han recibido un constante impulso apostólico.

El escapulario, además, encierra un hermoso simbolismo. Evoca el “encuentro” entre la Antigua y la Nueva Alianza, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Fue en el Monte Carmelo, ubicado cerca de Jerusalén, la Ciudad Santa, donde los profetas Elías y Eliseo se establecieron para vivir consagrados a la oración de intercesión por el Pueblo escogido. Y fue en ese mismo monte donde, a mediados del siglo XII d.C., San Bartolo construyó la ermita que congregaría a decenas de sacerdotes de la Iglesia latina quienes se trasladaron allí y empezaron una vida como eremitas, en soledad y silencio.

El nombre “Carmelo” proviene del hebreo Karm-El que quiere decir ‘jardín de Dios’ o ‘viña de Dios’.

En 1205, San Alberto (Alberto Avogadro), patriarca de Jerusalén, entregó a los eremitas del Carmelo una regla de vida, que sería aprobada posteriormente por el Papa Honorio III en 1226. Los carmelitas, de acuerdo a dicha regla, debían vivir ‘a la manera’ del Profeta Elías y de María Santísima.

También en el siglo XIII, el Papa Inocencio IV concedió a los carmelitas el privilegio de ser incluidos entre las órdenes mendicantes, junto a franciscanos y dominicos. Eso significó un cambio muy grande para la Orden, que, por lo demás, sería reformada siglos más tarde por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz (siglo XVI).

Es imposible enumerar los lugares dedicados a Nuestra Señora del Carmen, o hacer una lista con todos sus patronazgos. Solo por mencionar a España, en ese país la Virgen del Carmen es patrona de los marineros y pescadores, así como de la Armada Española. Las ciudades que la celebran en la Península son prácticamente incontables.

En América sucede algo similar. En Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Paraguay, Uruguay o Venezuela, por ejemplo, el día de la Virgen del Carmen es una auténtica fiesta, se realizan procesiones, se concluyen las novenas solemnemente, y los devotos perennizan su gratitud en una variedad de tradiciones. Por ejemplo, en muchos lugares se realizan homenajes a todas las mujeres que se llaman “Carmen” o “Carmela”.

Estas expresiones religiosas o culturales evidencian el impacto que la espiritualidad carmelita ha logrado, y que sigue convocando hoy a millones de personas a amar y pedir la protección de la Madre de Dios.

Dos comunidades de las Religiosas de Santa Marta tienen una vinculación directa con la devoción a la Virgen del Carmen. La comunidad de Pica que hace misión en el carisma de Santa Marta en las tierras de “La Tirana. Y la comunidad de Quinta de Tilcoco que colabora en el trabajo apostólica en la Parroquia de la Asunción que tiene la ermita erigida en honor a la Virgen del Carmen.

Fuentes: Libro “Historia y Devoción a la Virgen del Carmen”, autor Pbro. Claudio Verdugo Caviares. – ACI Prensa – Conferencia Episcopal de Chile.

Oración a la Santísima Virgen del Carmen

(Monseñor Ramón Ángel Jara)

¡Oh Virgen Santísima del Carmen!
llenos de la más tierna confianza,
como hijos que acuden al corazón de su Madre,

nosotros venimos a implorar una vez más
los tesoros de misericordia que con tanta solicitud
nos habéis siempre dispensado.
Reconocemos humildemente
que uno de los mayores beneficios
que Dios ha concedido a nuestra Patria
ha sido señalaros a Vos
por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina.

Por eso a Vos clamamos
en todos nuestros peligros y necesidades
seguros de ser benignamente escuchados.

Vos sois la Madre de la Divina Gracia,
conservad puras nuestras almas;
sois la torre poderosa de David,
defended el honor y la libertad de nuestra Nación;
sois el refugio de los pecadores,
tronchad las cadenas de los esclavos
del error y del vicio;
sois el consuelo de los afligidos,
socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos;
sois el auxilio de los cristianos,
conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia,
en especial a sus obispos, sacerdotes y religiosos.
Desde el trono de vuestra gloria atended a
nuestras súplicas;
¡Oh Madre del Carmelo!
abrid vuestro manto y cubrid con él a esta
República de Chile,
de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa.
Os pedimos el acierto para los magistrados,
legisladores y jueces;
paz y piedad para los matrimonios y familias;
el santo temor de Dios para los maestros;
la inocencia para los niños;
y para la juventud, una cristiana educación.

Apartad de nuestras ciudades
los terremotos, incendios y epidemias;
alejad de nuestros mares las tormentas,
y dad la abundancia a nuestros campos y montañas.
Sed Vos el escudo de nuestros guerreros,
el faro de nuestros marinos
y el amparo de los ausentes y viajeros.
Sed el remedio de los enfermos,
la fortaleza de las almas atribuladas,
la protectora especial de los moribundos
y la redentora de las almas del Purgatorio.

¡Oídnos, pues, Reina y Madre Clementísima!
y haced que viviendo unidos en la vida
por la confesión de una misma fe
y la práctica de un mismo amor al
Corazón Divino de Jesús,
podamos ser trasladados de esta patria terrenal
a la patria inmortal del cielo,
en que os alabaremos y bendeciremos
por los siglos de los siglos. Amén.

Virgen del Carmen, Reina de Chile,
Salva a tu pueblo que clama a Ti.

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