Quinta de Tilcoco: Eucaristía en memoria de Monseñor Manuel Larraín.

“Muero en el seno de la Iglesia Católica a la que he tratado siempre de servir. Quiero que mi última palabra sea para la Iglesia, el gran amor de mi vida sacerdotal, En ella he vivido y encontrado a Cristo. Por ella únicamente he trabajado y sufrido. Ofrezco mi muerte como supremo holocausto por ella” señala el testamento espiritual del Obispo talquino.

La familia religiosa de Santa Marta se reunió para dar gracias a Dios por la vida de este Obispo, que en una mirada profética, influyó a que las religiosas llegaran a Chile a trabajar en diversas misiones.

La Eucaristía se vivió el jueves 22 de junio en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Quinta de Tilcoco y fue presidida por el Padre Miguel Cornejo y concelebrada por el Padre Marcelino Lorca.

En la Eucaristía contó con la presencia de la Madre Delegada para América Latina, Madre Nazarena Donoso, integrantes del Consejo de la Delegación, y las religiosas de la comunidad de Quinta del Tilcoco.

En el ofertorio de la Eucaristía se puso en el altar del Señor como signo relevantes de la vida de Monseñor Larraín el texto del Vaticano II, una estola y el Pan y el Vino para consagrarlos como el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

Al finalizar la Eucaristía Madre Nazarena tuvo palabras para quienes estaban en la Parroquia y quienes seguían este momento en las redes sociales.

“Doy gracias a todos quienes nos acompañan en dar gracias a Dios por la vida de Monseñor Larraín” inició su discurso la Madre.

También enfatizó en la gratitud de poder estar en misión aquí en Chile y su herencia. “Quiero manifestar en mi imaginación a Monseñor Larraín contento por tener religiosas que atendieran a las niñas de su ciudad. También pienso en la Madre Ignacia que aceptó esta invitación que fue obra de la gracias de Dios”.

Por último, Madre Nazarena recordó los tres aspectos con los que Monseñor Larraín termina su testamento espiritual. “Leyendo el testamento de Monseñor Larraín, él cierra su mensaje con un perdón, una bendición y una súplica… El pidió por todos para fuéramos y seamos santos”.

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