Partida a la casa del Padre de Sor Aloisia Ayala

El 1 de abril, con 59 años de vida consagrada, en la vísperas de Domingo de Ramos, partió al encuentro con Dios, Sor Aloisia Ayala Reinoso, religiosa de Santa Marta.

Ella inició su viaje con una tranquilidad y serenidad, que a todos dejó evidencia que el Señor la acogía en sus brazos y poder así celebrar la pascua eterna cantando las glorias de Dios.

Sor Aloisia Ayala Reinoso, nació el 14 de Mayo de 1944 en Los Andes, vivió su infancia en Quinta de Tilcoco y estudió en la escuela a cargo de la Congregación.  Entró a la Congregación de las Religiosas de Santa Marta, el 6 de Marzo del 1961 a la edad de 16 años, hizo sus primeros votos el 14 de Marzo de 1964, y sus votos perpetuo el 14 de Marzo de 1971.

Sor Aloisia, fue una educadora de una entrega y un amor incondicional, tanto como profesora y como en su apostolado asistencial.  En este apostado dedicó toda su vida para atender a los enfermos, curando sus heridas tanto física como espiritual.

En los Colegios siempre se mostró una Religiosas que hacía sentir a las estudiantes su acogida amorosa y cordial. Era muy querida entre sus alumnas, e incluso atraía a muchas jóvenes con las cuales ella se hacía ayudar… lo que permitía que de ellas aprendieran el valor del trabajo, del respeto, de la alegría y la entrega generosa.

En el apostolado asistencial, estaba constantemente asistiendo a sus enfermos a domicilio, incluso acompañando a los moribundos, aunque esto significaba estar hasta altas horas de la madrugada en pie, sin menoscabar su trabajo y apostolado al día siguiente.  Sabemos que en la Comunidad de Bonito muchas veces asistía a los que la llamaba a la hora que fuera, para llevar consuelo y alivio al enfermo y a las familias.

Ella fue una de las primeras hermanas que fueron a la Comunidad de Bonito.  Siendo así una de las fundadoras, que en el año 1992 dio comienzo a la obra de Bonito en el Asilo San José, asumiendo la responsabilidad como superiora de la comunidad, también ejercía el trabajo de la enfermería, como el de cuidar y medicar.

Muchas personas la recuerdan por su entrega generosa, para ayudar a todos los que la solicitaban especialmente a los del asilo San José y los vecinos del entorno.  Estuvo también algunos años en Ibiporá, en el Hospital Cristo Rey, en donde también dejó su huella de dedicación y humildad.  Siempre alegre, rápida, solicita en atender a los enfermos y dar una palabra de consuelo.  Querida por los médicos, especialmente, del pronto socorro, que fue en donde más tiempo pasó.

En Bonito estuvo cerca de 12 años en dos períodos, la gente la recuerda mucho, con gran cariño, por estar siempre atenta a correr por las necesidades del asilo y del pueblo.  Sor Aloisia, era tan humilde, tan sencilla y dada para la gente y los abuelos, tenía un humor muy especial, era muy rápida para hacer las cosas y estaba siempre dispuesta ayudar.

Un testimonio desde Bonito, Ledir Andrade, que fue la presidenta del Asilo por doce años, y que trabajo junto con Sor Aloisia nos dice: “ Al saber que había fallecido Sor Aloisia, fui a saludar a las hermanas del asilo”, y expresa la tristeza de la partida de la hermana, pero también entiende toda la cruz que llevó por la enfermedad, que la tuvo por tanto tiempo alejada de las misiones”.

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