“La vocación a la vida religiosa nace de un largo camino, de encuentros, lejanías, interrogantes y miedos, pero llega un momento en que la llamada de Dios se hace fuerte e insistente y capté que sólo sería feliz si donaba mi vida a Dios” señala Sor Jessica sobre su vocación como religiosa de Santa Marta.
En la casa de delegación, en Santiago de Chile, el 13 de febrero en la celebración eucarística, Sor Jessica Olea renovó, por un año, los votos de castidad, pobreza y obediencia.
La renovación de votos en la Congregación de las Religiosas de Santa Marta fue en presencia de la Madre General, Madre Lilian Doll, y en compañía de las hermanas de la Familia Religiosa.
Sobre estar cautivada por el carisma de Santa Marta, Sor Jessica cuenta su historia de enamoramiento “Yo fui educada en el Carisma, lo conozco desde niña… primero me cautivaba la forma en que vestían las monjitas, y ya más adulta lo que me atraía es la unión que hay entre el apostolado, o la misión, y la vida de oración de comunión con Dios. Y esto es lo que día a día me motiva, complementar el trabajo y la oración. Vivir en la contemplación y acción”.
En la maravilla de la consagración a Dios, y desde la juventud, Sor Jessica profundiza “Entregar la vida a Dios desde mi ser mujer, desde lo que Él me ha donado… Vivir en unión con Dios todo el día, pero en un lugar y con personas concretas”.
Las religiosas de Santa Marta oran y piden el don de la fidelidad para Sor Jessica, que el Señor la colme con una vida plena y feliz. Tal como recordó el Evangelio del día de la renovación de votos. La Congregación da gracias a Dios por la consagración de Sor Jessica y se piden oraciones para que se mantenga fiel toda su vida.
También, Sor Jessica, nos comenta sobre como una joven puede dar una respuesta al Señor en la vocación religiosa “Si alguna joven tiene inquietud vocacional, siente que Dios le pide algo, como es la vida religiosa… debe hacerse cargo de esto, hacerse acompañar y comenzar un camino para descubrir dónde y cómo será realmente feliz…”
La Eucaristía de renovación de votos fue presidida por el P. Julio Maulén, sacerdote redentorista.